sábado, 26 de diciembre de 2015

Hora de seguir adelante

Pocos días atrás, una amiga me hizo una pregunta que suelo hacerme todos los años a esta altura del partido. Una pregunta sobre la que me gusta reflexionar, filosofar, divagar, y cuya respuesta al momento en que otra persona me la pide, esta preparada para brotar de mi boca. No fue ninguna encrucijada el planteo, y sin embargo me descubrí casi esquivàndome a mi misma la respuesta. No había querido pensarlo hasta ahora. Hace màs de un año que no quiero pensarlo. Hace mas de un año que resigne esa costumbre por pura obsesión de solo permitirme mirar hacia atrás únicamente si es por descuido.
"¿Cual fue tu balance del año?" Me dijo. Hice una breve pausa, y entonces, empecé a analizar en voz alta estos casi 365 días, para intentar llegar a una conclusión. Y lo único que se me ocurrió, fue decir burdamente "fue un año choto". 
Debe ser porque estos dos últimos años, en parte se fusionaron en uno solo, y por otro lado fue como si el nuevo año no hubiera empezado un 1 de enero, porque tenìa mucho del anterior. Ni siento que termine este 31 de diciembre, porque queda mucho por concluir, muchos capítulos por cerrar, que continuaran o que no van a terminar nunca. 
¿Será que después de tantas sacudidas, uno empieza a ver correr el tiempo de otra manera? Es como que cuando la vida te pateò el tablero una última vez, en esa gota que rebalsò el vaso, de repente... de repente caminas como alma en pena entre los vivos: estas acá, pero en otro lado. Entre ellos, pero no uno de ellos. El calor se convierte frío en el alma. El reloj pasa mas lento. Lo que antes parecía imprescindible, ahora da igual. Y lo que en otro momento fue subestimado, hoy resulta indispensable. 
Las horas avanzan en el reloj. El tiempo toma otro significado. Tic, tac. Tic, tac. Tic...tac...tic. 
Ya no puedo hacer un balance de año, porque prefiero sacar una conclusión de mi día a día. Al fin y al cabo eso es lo que cuenta, el momento, el carpe diem hoy tan asquerosamente manoseado en boca de todos y en el alma de nadie. Y aun así, es lo que único que vale. 
Hay días malos, muy malos. Días negros, días que querès enterrar en un fondo infinito, hasta que no existan mas, que desaparezcan, que se olviden. Van a seguir ahí hasta el fin de los tiempos, hasta el ultimo suspiro. 
Pero si tenemos suerte, a veces, también estén esos días buenos. Tan llenos de magia, de luz, de risas, de abrazos... incluso si la suerte es mucha, también llenos de amor, tan pero tan llenos, que por un rato hagan que las heridas cicatricen, que no duelan, y que se grabe una sonrisa imparable, al menos por unos minutos, quizás hasta por unas horas. Por esos días, vale cada respiro. Por días,así vale la pena seguir vivos. 

https://www.youtube.com/watch?v=Rz2tbJhK61A

martes, 29 de septiembre de 2015

Pero siempre tan lejos.

Me siento rara, me siento de cabeza, patas para arriba. Pienso que quiero soltarme, entregarme a lo que siento, pero me asusto y salgo corriendo. Me digo que tengo que vivir el momento y disfrutar el ahora, pero en esa mirada también debe estar el proyectar hacia el futuro.
Y no veo un futuro con nadie más que conmigo. Pienso en lo que viene, y lo imagino grande, grandes cosas me esperan, a mi, singular. 
No veo un nosotros, un plural. No me sale, no lo creo, no lo necesito... acaso, ¿lo quiero?
Se adonde voy, hacia donde quiero llegar. Se como ir, hace tiempo aprendí a caminar. Pero en el camino, no veo a nadie más. Solo se de libertad. Del idioma del viento. De las olas del mar. 
 No se me ocurre que alguien me de la mano, que me haga compañía. En este trayecto otros se cruzan, pero no se fusionan. 
Y estoy bien con ello. No discuto con lo que me toca. Al fin y al cabo, confío en mi misma, estoy segura, nunca me fallé. Sigo y sigo, me ato fuerte los cordones, estoy preparada, los obstáculos no fueron nunca insuperables. 
Entonces, ¿que ese susurro en mi oído? ¿Esos dedos que se entrelazan con los míos? ¿Que es eso que me despeina la boca y me dibuja sonrisas? Me aterra. No lo entiendo. Me hace feliz y se va a ir pronto, lo siento... ¿para que vino? Basta. Fuera. No quiero. Pero no te vayas. Quedate. Alejate ¿Vas a lastimarme? Las pesadillas vuelven. Tengo miedo. Me voy. Me pierdo... Siento. 


miércoles, 9 de septiembre de 2015

Creando lazos.

Hace un tiempo que no escribo. Y hoy lo extraño, hasta lo necesito. 
Siempre digo que escribir, además de ser un pasatiempo que me encanta, me resulta terapéutico. Hème aquí, otra vez pisando con fuerza el teclado.
Alguna vez, si mi memoria no falla, leí o escuche, que el arte mas bello nace fácilmente del artista quebrado, triste, melancólico. ¿Será que es más difícil poner en palabras la felicidad? A mi esto me resulta un poco cierto.
Hacia mucho tiempo que la nube negra me inundaba incansablemente, tanto que ya me había resignado a caminar con ella. Y de repente un día, hace poco, escampó y el sol salió. Y fue tanto su esplendor que me cegó, y al cegarme, temí. Tuve miedo porque me resultaba aterrador sentir algo tan bello como esa paz que vino de repente y que así también, repentinamente se fuera.
No fue solo suerte. Si bien las condiciones se dieron por fuerza del destino o lo que fuere, el mundo me sonrió, pero yo también decidí sonreirle al mundo. Me cansé de llevar cargas tan pesadas, me despedí de las tristezas y entendí que estar bien depende en gran parte de uno mismo. Me dije a mi misma "si uno quiere ser feliz, debe cambiar algo. Hay que ser gestores de nuestras vidas. Salir de las palabras y pasar a los hechos, aunque cueste".
Ahí estaba yo de un momento a otro. Creciendo, soltando, liberándome. Todo empezó a ir bien, y lo que no, era simplemente de tiempo, paciencia y unos mimos para que cambie de parecer. 
Me volví adicta a este bienestar, por eso fue que decidí no cometer el error de siempre, y empezar a sacar los trapitos al sol, dejar de negar. Hay que liberar las penas del pasado que nos revuelven en nuestros sueños, en nuestras mas profundas inseguridades para que dejen de trabarnos el paso. Entendí que los únicos problemas que quiero tener son los del ahora, los de este momento, porque es a esos a los que les corresponde resolverse, a esos se les hace frente. 
Pero esta cruzada no es nada facil, porque hay mucho enterrado que finalmente esta saliendo y todavia no encuentro la forma de solucionarlo. Me da miedo entregarme por completo a la felicidad, especialmente a esos aspectos a los que me acostumbre a vivir sin.  Me doy cuenta de que soy un alma salvaje, y si me domestican... 
Dice el zorro de Antoine de Saint Exupery al Principito, que domesticar, significa crear lazos... y explica: 
-"Para mi tu no eres mas que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. No tengo necesidad de ti. Y tu tampoco me necesitas. No soy para ti un zorro semejante a cien mil zorros. Pero si me domesticas, tendremos la necesidad el uno del otro. Para mi, seras único en el mundo. Y yo seré para ti único en el mundo".

"Eres responsable de lo que domesticas".
Abandonar a aquello con lo que creaste un lazo, trae mucho dolor. Esa es una responsabilidad que no todos están dispuestos o listos para asumir. Entonces ahora me pregunto... ¿Lo estas vos? ¿Lo estoy yo?


sábado, 8 de agosto de 2015

Demonios

Todos tenemos demonios y fantasmas que nos acompañan a todos lados.
 Cuando somos chicos nos repiten hasta el cansancio "los monstruos no existen"; y es cierto: tal vez no haya monstruos terribles de sangre verde, pelos, colmillos y garras esperando abajo de nuestras camas ni en nuestros roperos, para arrastrarnos a la oscuridad al menor descuido. Pero a medida que creces, te das cuenta que los demonios son de otro tipo, y los infiernos aparecen y desaparecen todo el tiempo. 
Darles batalla constituye una lucha larga y agotadora. Si no colgas los guantes, si pretendes seguir camino hacia delante, es probable que te vayas cansando; que con el tiempo ya no estés tan seguro del suelo que pisas. Antes caminabas sobre cemento firme, y ahora la brea se prende de tus alas. De repente y sin aviso, te percatas de que le tenes miedo a correr riesgos, porque el piso puede convertirse en arenas movedizas de un instante a otro, y el abismo siempre esta ahí, esperando a cualquier pequeña oportunidad de tragarte. 
Se hace difícil seguir apostando cuando perdiste las fichas tantas veces y levantarte cuando probaste el sabor de tocar la lona una y otra vez. La confianza se va perdiendo, confianza en los otros, en el mundo y en uno mismo...
Cuando somos chicos, un tropezón no es caída. Los raspones se limpian y seguimos jugando. Cuando somos chicos, los monstruos desaparecen cuando te tapas hasta la cabeza y te proteges adentro de las frazadas. 
Crecer no es fácil. Volver a creer, tampoco. Y los demonios que se suman con los años, se agazapan en las grietas de nuestras heridas para cerrarnos el paso hacia adelante. 
Saltar al vacío da un miedo atroz. Pero crecer también se trata de hacer las pases con nuestros monstruos y de vencer los temores del pasado, vivir el presente y seguir soñando. 
Al fin y al cabo... ¿Quién te dice? Tal vez cuando saltes, caigas en una pileta, para seguir nadando. 


jueves, 9 de julio de 2015

Lo que no te mata, te hace mas fuerte.

Justicia: Del latín. iustitía. Según la RAE, una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que corresponde o pertenece. 

Jus-ti-cia. La pronuncio, la mastico, tal vez exista, tal vez sirva. Pero no la siento. No me llega. 

Me suena a que sea hace justicia cuando se remienda una situación injusta. Cuando se invierte la balanza y todo queda en equilibrio: si uno es rico, y el otro pobre, hay que redistribuir la riqueza para que ambos la posean por igual, y problema solucionado.


Pero, no es lo mismo decir que hay una cura o que hay un tratamiento para tal o cual enfermedad. La cura erradica la enfermedad, e incluso puede ayudar a que no vuelva a presentarse nunca. La vida continua como si nada.

El tratamiento, en cambio, es el conjunto de métodos utilizados para aliviar la enfermedad, mantenerla a raya, sin evitar que esta, siga ahí.


¿Podemos hablar de justicia, cuando el asesino recibe una condena? ¿Quién resucita al muerto entonces? ¿Quién alivia el dolor de sus seres queridos? ¿Quién hace que la vida continúe siendo la misma? 

Si me preguntan, en mi opinión; la condena, el castigo, no hacen a la justicia. Puede ser que suministre algún tipo de alivio a tanta bronca, a tanta impotencia, a tanto dolor, pero no repara lo acontecido. 

Sí, los días avanzan, y con el tiempo, las heridas duelen menos. Aunque eso no significa que dejen de doler. Hay cicatrices que no cierran nunca, que no sanan, que te acompañan por el resto de la vida. Y entonces te encontràs en un punto de inflexión, sin retorno. Ya no te acordàs como era tu vida antes de aquello. Como era no llevar ese pedacito de oscuridad que obnubilo tu vista, como era dormir en paz, que significaba que la soledad no fuera algo malo, que la muerte pareciera algo intangible. 

Te quebràs, y en esencia sos el mismo, pero distinto. ¿Y sino te recordas como estaban las fichas en juego antes de que te pateen el tablero? ¿Y si de repente, ya no tiene sentido? 

Entonces, cambias. Te quedan dos opciones: 

-Podes dejarte caer en el abismo, cerrar los ojos y aceptar que la oscuridad reine por siempre. 

-O podes elegir quien querès ser ahora. 

La persona que eras, quedo atrás. Perdiste algo que no vas a recuperar, aunque ni sepas identificarlo. ¿La inocencia? ¿La fortaleza? ¿La confianza? Ya no importa donde estaban las fichas en el tablero. Lo que si importa, es que podes reinventar el juego. 

El concepto de justicia puede quedarse corto para la ley. Puede no compensar los golpes de la vida. Pero puede significar algo mas, si solo nos damos el lujo de soltar la pesadilla, y soñar un sueño mejor. 



lunes, 1 de junio de 2015

Ni Una Menos.

Le corren las lágrimas saladas por las mejillas y no logra calmarse. "Estoy a salvo, estoy viva, en mi barrio, cerca de casa"; pero su mente sigue en otro lado. Siente que la cara le hierve y las manos no dejan de temblarle… A ver, mostrame las manos si estas bien, mira como te tiemblan, calmate hija de puta, te dije que te calmes…Apenas si puede calmar la agitación de un bronco espasmo nervioso, el corazón no deja de sobresaltarle en el pecho y el miedo no quiere irse de su piel.  Había corrido tres cuadras a toda velocidad con el estomago vacío, y le fallaban las fuerzas "como me fallaron en aquella ocasión". "Estoy a salvo, estoy viva". Esta acá, pero sigue allá. Vuelve en sus pesadillas, que le acosan todas las noches. Vuelve, con cada recuerdo que aparece de la nada ante el mínimo estimulo. Vuelve cuando como esta mañana, un hombre se abalanzo sobre ella, dejándola entre èl y la entrada oscura de una construcción y su aliento apestoso le rozo el oído, cuando le dijo con labia “hola, mi amor”.  "Èl, otro,  también nos encerró, a mi y a Ella, contra aquella pared de tierra, entre el cuchillo y la pared. El también nos susurraba a los oídos… “te esta gustando putita, te esta gustando ¿no?”
La vienen a buscar y ahora esta rodeada de gente, amigos y compañeros que conoce, que la están abrazando, que la cuidan… pero no puede dejar de llorar… "Porque lo único que me quedo ese día fue una media, una sola media que me saque cuando llego la ambulancia, que no deje de apretar en mi mano en toda la tarde, mientras el forense me tomaba muestras y me fotografiaba, mientras prestaba declaración a la fiscal, mientras la policía me hacia preguntas, mientras los médicos me hacían estudios, todos apáticos, todos lejanos,  yo solo tenia una media… solo me quedo una media, una media…"
Y ahora, después de haberse calmado por unas horas, están todos en la calle. Escucha los cantos, ve a todos saltando y divirtiéndose. Las banderas ondean con el viento, el día esta soleado. Y quiere sumarse, festejar con ellos, quiere ser ella misma de nuevo, todo lo que solía ser; porque no importa que los demás crean que esta bien y que siguiò adelante, no importa los años que vaya a terapia ni todos los psicofármacos que tome, ese día perdiò un parte de si, o mejor dicho, un hombre se lo robo, le arranco un pedazo de alma y le dejo el resto en ruinass. Vuelve, y se rompe en lágrimas otra vez, "porque sigo corriendo sobre la tierra arcillosa, llena de piedras, espinas y otras malas hierbas que me arañan las piernas desnudas. Corro, y corro, no dejo de repetirme que tengo que correr por mi vida. El se fue, y corro sola. Corro, y no miro atrás porque tengo miedo, y me falta el aire en los pulmones, porque no me deshago de la humillación y el dolor de que hayan profanado así mi cuerpo, corro porque vi a mi mejor amiga ser torturada cuando ese ser inmundo la sometió a su voluntad, corro porque la muerte todavía me pisa los talones."
La persigue el delirio de un enfermo que las secuestro a ella y a su mejor amiga por casi tres horas, para abusar de ellas sexualmente, y probablemente para matarlas después.La persigue y nos persigue, a todas nosotras, también una sociedad donde el acoso callejero es un piropo, y nosotras las histéricas. La misma donde todo un barrio conoce una situación de violencia domestica, pero “ah, yo no me meto, si se caso ahora que se la aguante”. Una sociedad, donde es una asesina la mujer que elige abortar y no un monstruo hombre que abandona a los hijos. Donde la trata desaparece miles de mujeres. Donde seguro que algo hicimos, los provocamos y por eso nos merecemos ser violadas, asesinadas y desechadas en una bolsa de consorcio como un pedazo de basura que ya no sirve. Donde la justicia convierte en victima al victimario y nos juega una batalla sucia en medio de un morboso circo mediático.Quedamos desprotegidas y nos denigran las miserias humanas. Ya es hora de que dejen de ofrecernos como mercancía para el abuso y la violencia. Es tiempo de que nos hagamos escuchar, y digamos, en este día, y cada día #NiUnaMenos.



martes, 5 de mayo de 2015

Yo, un cronopio.

"...Los cronopios, esos seres desordenados y tibios..."

Seguramente, cada uno de nosotros tendrá una versión un poco distinta de los cronopios, y aun así Cortàzar nos regalo las características mas importantes impresas en papel. Yo, me siento cronopio, tal vez por descarte, tal vez por simple instinto, o tal vez por pertenencia.
Me resulta dificil definirme a mi misma. Se que me veo de una manera y los demás me verán de otra. Conozco un par de pensamientos ajenos sobre mi persona. A veces pienso que debería darle un papelito, uno chiquito, doblado en siete partes, y que al desplegarlo cause alboroto; a aquellas personas que tengan la valentía de querer conocerme. Y que ese papelito avise sobre mis efectos adversos, fantasmas secundarios, advertencias que indiquen cuando alejarse... Si después de todo eso, el osado o muy tonto consumidor, no salio espantado, podría encontrar en el ultimo rincón mas escondido de aquel recetario, mis sonrisas sinceras, mis abrazos fuertes, mis locuras instantáneas. 
Si... debería existir tal hoja. Seguramente diría cosas como que tengo un carácter fuerte, y que puedo llegar a ser muy extremista.; pero también que algún día deje de tenerle miedo a la oscuridad cuando descubrí que los monstruos iban por dentro, y que a veces todavía, me hacen llorar y me dejan hecha un trapo de piso. Que levanto muchas veces cuatro paredes a mi alrededor, para que nadie me alcance. También añadiría que puedo llegar a ser muy egoísta e incluso malvada, que tengo una lengua de víbora y conozco las palabras exactas para lastimar a alguien, soy dañina. Tengo miradas que espantan. Admitiría que soy criticona, irascible y me pongo de mal humor cuando tengo sueño y hambre;  que prefiero andar por la vida en pijamas y despeinada, y que me gusta mucho (pero con moderación) decir malas palabras. Dejaría asentado que tengo muchos secretos guardados, y que solo llegar a conocerlos las personas que difícilmente se ganen mi confianza. Y algunas veces, soy caprichosa y cabeza dura. Soy un poco excéntrica y odio el jamón. Y etcétera, etcétera, etcétera.... La lista es interminable.
Sin embargo, mucho después de eso, detrás de tanto escombro, encontrarían a una cronopia que aunque a veces le falte el filtro, es honesta con lo que dice y siente. Que sabe escuchar a los demás, y guardar secretos como guarda los propios. Que le tiende una mano a quien lo necesite, con sinceridad, dejando las diferencias de lado. Que tiene vocacion por lo que hace, porque esta convencía de que sin amor, las cosas no funcionan. También se darán cuenta de que me doy entera a todo, que las cosas, cuando decido hacerlas, las hago dando todo de mi, dejando en ellas sudor y lágrimas. Que cuando lloro, lloro hasta soltar la última lágrima, que cuando río, se me sale toda la fuerza en cada carcajada, que cuando me enfado, lo hago con toda mi energía, que cuando grito, me dejo la garganta.
Quizás esté un poquitín loca. Pero adoro cuando alguien sonríe gracias a una de mis locuras. Es especial el sentir que alguien es feliz al estar a tu lado. Tampoco soy perfecta, de hecho, no creo en la perfección. Pero creo en que lo especial se encuentra entre los defectos y las virtudes. Pienso que para demostrar el amor, no hay por qué estar recordándolo a todas horas, se me hace un poquito pesado, la verdad, pero sí, demostrarlo con pequeños detalles. Me suele impresionar lo más común. A veces, en la sencillez se encuentra lo más bonito. Creo en que después de una puerta, siempre habrá otra, que si es mala, habrá una buena, pero que en una de ellas se encontrará la más indicada, la verdadera. ¿Por qué no creer en el amor a primera vista? Me parece el más hermoso, el más puro, pero eso no quiere decir que los demás no lo sean. Quizás sea un poquito rara, pero soy como soy, y eso nadie lo va a cambiar.

lunes, 4 de mayo de 2015

Desafìos

(Nota escrita en 2011) 

Hoy termine de convencerme, o tal vez siempre lo supe. Hoy asumo las consecuencias de lo que digo. Me hago responsable de mis actos.
Se que por esta elección, quizás me tocara sufrir; que llorare otra vez y que tal vez, aunque me esfuerce, me toque perder.
No importa. No es que no lo haya considerado, de hecho le di mil vueltas al asunto en mi cabeza. Se a lo que me enfrento, ya lo pase antes... Aunque aun asi, esta vez es diferente...
Gracias por los consejos, pero ya no los voy a necesitar. No voy a rogar que me consuelen en caso de fallar, porque no es ese el objetivo.
Y esta vez sera diferente, porque desde hoy, tomo los riesgos. Hoy elijo jugarmela por vos, hoy decido luchar por lo que quiero.

Deseos de cosas imposibles

Nota escrita en 2011 (Y parece que no cambie mucho tampoco)

Sencillamente, estoy harta. Me canse. A veces los cuentos cambian pero el final termina siendo el mismo. Estoy hasta acá de coqueteos baratos, de besos inútiles, de caricias vacías. Es que no entiendo porque no entienden lo que pido, lo que busco, lo que quiero. No pido que me puedan dar eso que ansío, pero ¿porque simplemente no se hacen a un costado y me evitan la parte de la desilusión, el dolor y tener otra vez el corazón destrozado? 
Lo lamento. No soy de esas chicas fáciles que solo quieren jugar, tampoco soy la histérica que no tiene en claro lo que quiere ni le importa a quien lastima, ni la tonta que no sabe sumar.  Perdón sino cumplo con sus expectativas, pero no voy ni quiero cambiar. 
Solo quiero palabras sinceras no frases disfrazadas esperando solo un guiño. Quiero que si hay diversión, este acompañada de amor, y no de falsas expectativas y besos sin sentido. Quiero regalar mis mejores sonrisas a alguien que las disfrute. Quiero llorar de felicidad y sentir que vuelo. 
Quisiera un abrazo y sentir mariposas en la panza. Solo me gustaría... Sentirme de verdad viva, aunque fuera solo por momentos, y devolverle a esa persona mi alegría de la misma manera.
Tal vez no sean cosas tan simples de dar, y tal vez si soy una tonta que leyó demasiados libros de amor.

Desaparecer

Que había perdido el alma, eso sentía. Las lagrimas le caían silenciosas mientras caminaba sin rumbo fijo, donde fuera, lejos de aquel lugar donde la habían  destrozado. Las alas rotas, desplumadas, se arrastraban por aquel terreno pedregoso, áspero, irregular, como lo hacían sus pies. Gritaba pidiendo ayuda, pero su propia voz le resultaba ajena. Su cuerpo, tembloroso, desnudo, lastimado, no era mas que una cascara vacía que se movía en modo automático. Aun no sentía el dolor de los golpes y los arañazos a pesar de estar cubierta de magulladuras y moretones. Ella no estaba ahí, no estaba en aquel paisaje desconocido, abandonada a su suerte... no, aquello no estaba sucediendo. No habían profanado su cuerpo, no le habían arrancado de cuajo su libertad y apagado su luz. No, aquello no había sucedido, no estaba pasando. No era cierto, seguramente todo había sido un mal sueño... Seguramente ella no se encontraba allí, sino en su hogar, lejos, muy lejos, en el ayer, donde nada era puro, pero todo era bello, donde el sol no quemaba y el silencio era compañía, donde la soledad no era sinónimo de desprotecciòn, donde siempre había que alguien que la guiara de vuelta a casa. Esperaba que pronto todo volvería a la normalidad, pronto despertaría de aquella terrible pesadilla, pronto descubriría que en realidad nada de aquello había sucedido... pronto. Al menos eso, quería creer, porque en aquel momento, era lo único que la mantenía con vida.

sábado, 2 de mayo de 2015

Sesgos.

Sola. Volví sola caminando a casa. Aquella noche de otoño era fresca. El viento barría las hojas secas del suelo, las personas a mi alrededor iban bien abrigadas, también yo. 
No llegaba a ser medianoche en aquel sábado de mayo. Las calles estaban en calma, adornadas con los tranquilos murmullos de los transeúntes, jóvenes, en su mayoría, probablemente en camino a divertirse, salir con amigos, disfrutar de la pausa de la semana. 
Yo caminaba sola. Paso a paso me alejaba del teatro, al que había ido también sin compañía. No me importaba, de hecho, no deseaba ver a nadie. 
Me había arreglado horas antes de partir solo para poder quererme un poquito ante el espejo. Tapé como pude mis profundas y oscuras ojeras, decore los ojos tristes, humedecí mis labios. Todo resultaba inútil, no había con que levantar mi animo encaprichado en arrastrarse por piso, pero, ¿que mas daba? Si igual todo se iría pronto al infierno, no iba a disfrutar menos por ello. 
Intente concentrarme en el ballet una vez sentada en la cómoda butaca de la primera fila, en el medio. Resultaba asombroso todo lo que los bailarines transmtìan con cada movimiento, cada gesto, cada mirada. Como todo eso coordinaba con cada nota de la orquesta... Y lloré. Lloré porque aquello movilizaba algo dentro de mi que se inquietaba ante tan anhelante armonía. Deseaba llevarme conmigo la paz que reinaba con la música, con la danza, sabiendo que no sucedería; que todo eso se quedaba adentro de la colmada sala Ginastera. 
Me picaban las palmas de las manos al salir, y la nariz se me empezaba a poner roja. Mi pelo volaba como las hojas del suelo. Nadie caminaba conmigo, y aun así no sentí miedo de las calles oscuras, no me sentí una extraña siendo acechada por la noche, porque los fantasmas iban por dentro; porque el frío que me perseguía era el de mi alma. La calma era por fuera, la soledad solo por dentro... Soledad que no me deja sola ni un segundo, que lleva a destruir todo lo que toco, la que me aísla como náufrago en mi propia isla, que es la casa vacía a la que llego esta noche, a obscuras, como mi alma, como yo misma. 

viernes, 1 de mayo de 2015

(Titulo) - Prefacio: Principio del fin

Presento acá mi pequeño proyecto. Ya veremos en que se convierte. Por ahora, este es el prologo. Disfruten el viaje...

"Ya por acá damos la vuelta, y ahí las voy a dejar”. Un escalofrío intenso me recorrió desde el cuello por toda la espalda, de punta a punta, mi médula espinal. Mantuve la cabeza gacha, la mirada fija en el suelo terroso e intenté tragar saliva, pero de un momento a otro, tenìa la boca tan seca como el suelo donde caminaba.  
A pesar de habernos asegurado que solo le interesaba la plata, ni siquiera el celular; cuando él comentó que el fin del trayecto se avecinaba, algo en mi mente me advirtió... no de una forma asustada ni paranoica, solo como afirmando un hecho, una verdad que estaba ahí para dejar de ser ignorada: -nos va a matar. No hay salida, nos va a matar.

lunes, 27 de abril de 2015

Carta a mi niña interior

Tenìas solo 5 años cuando te preguntaban que querías ser cuando fueras grande. En ese entonces, respondías con seguridad: "quiero ser una  científica". Y en ese instante, los grandes sonreían, te pellizcaban las mejillas o te sacudían el pelo, una palmadita amistosa en el hombro y la típica respuesta, casi cliché: "que linda, la nena". Tomaban a la levedad tus palabras, total, ¿que saben los chicos lo que quieren?

Sin embargo, fue solo pocos años después que tomaste dimensión de lo grande que es el campo científico, y tu respuesta pasó a ser más específica: "quiero ser doctora, para ayudar a la gente... quiero salvar vidas".
Y acá estás, de repente, envuelta en un guardapolvo blanco, con guantes descartables en un bolsillo, una pinza en otro, y en un futuro no muy lejano, luciendo un estetoscopio colgado en el cuello. 
De un momento a otro, estás sosteniendo una pipeta con sangre, discutiendo el método científico, tomando apuntes a la velocidad de la luz, cargando libros más grandes que vos misma; a las corridas de cursada en cursada, viendo la vida a través de un microscopio, dando clases y escribiendo una historia clínica; dando consejos o consuelo a aquellos que lo necesiten, aprendiendo a curar el cuerpo y el alma. ¡Si! el alma también, porque al buen médico no puede faltarle la ternura. 
Los años volaron, sin que alcanzaras a percatarte. Y te miraron incomprensiblemente, declarando que la locura se había apoderado de vos, muchos de que antes te habían sonreído, cuando la decisión fue definitiva: "voy a estudiar medicina"... que gracioso, algunos todavía parece que se negaran a creer que una persona pueda someterse a un camino tan difícil.¿Pero es que acaso algo es fácil en esta vida? A ellos les cuento un secretito: una vida sin pasión (ya sea una carrera, un deporte, la familia, un trabajo...) no me parece digna de ser vivida. 
Sin embargo, las personas más importantes, las que te siguieron desde el inicio, quienes creyeron en vos y lo siguen haciendo... te acompañaron en cada aliento, y hoy con cada pequeño gran logro, se levantan y te aplauden. 
Seguí luchando por conquistar tus metas, vas a alcanzar cualquier cosa que te propongas. No los defraudes, y más importante: no te defraudes; recordà  siempre que la única batalla que se pierde, es la que se abandona. 
Y por sobre todo...

Aquello que nos controla

Pasión. Está en todos nosotros, dormida, esperando. Y aunque no sea bienvenida o invitada, se remueve, abre la boca y aúlla. Nos habla... nos guía. La pasión nos gobierna y nosotros obedecemos. ¿Qué otra opción tenemos? La pasión es la fuente de nuestros mejores momentos, la alegría del amor, la claridad del odio y el éxtasis del sufrimiento. A veces duele mas de lo que podemos soportar. Si pudiéramos vivir sin pasión, tal vez encontraríamos algún tipo de paz, pero estaríamos vacíos... habitaciones vacías, sombrías y húmedas. Sin pasión, estaríamos verdaderamente muertos.

Historias de Verano

"Dicen que el amor de verano es pasajero, pero a veces lo que empieza como un juego puede llevar a algo verdadero. 
Un simple viaje a la playa puede ser todo lo que se necesita para despejar nuestras mentes y abrir nuestros corazones, y escribir un nuevo final para una vieja historia. 
Están aquellos que se quemaron con el calor... Esos que solo quieren olvidar y empezar de nuevo. Mientras que hay otros que quisieran que cada momento durara para siempre.
Pero todos pueden estar de acuerdo en algo: los bronceados desaparecen, los reflejos se oscurecen y todos nos hartamos de tener arena en nuestros zapatos.
Aun así, el final del verano es el comienzo de una nueva temporada. Así que nos encontramos a nosotros mismo
 s mirando hacia el futuro. Y puede que todavía, no hayamos visto nada."

Fuente: Gossip Girl

Catarsis

-'Vení'- murmuró, mientras me acercaba contra el pecho cálido y me abrazaba por la cintura.
Y sonreí, porque me tomó por sorpresa, porque estaba experimentando un acto de ternura tan simple, tan puro, tan espontáneo. El no me vio, claro, porque lo hizo sin pensar y se volvió a dormir, y además, yo estaba de espaldas. Pero ahí estaba plantada en mi cara esa sonrisa impecable que se me había dibujado ante aquel gesto y parecía no querer irse, pero tampoco intente quitarla, porque por un momento fugaz e imperceptible casi, me sentí completamente en paz, indestructible, totalmente protegida.
Respiré hondo, y dejé que pesados, mis párpados cayeran y la luz se apagara de pronto, deseando que aquel instante durara para siempre, sabiendo en el fondo de mi ser que eso no pasaría, porque todo en esta vida tiene fecha de caducidad.
Cuando desperté, me percate de que no había dejado de sonreír, al punto de que me dolían las mejillas. Nunca me había pasado algo así, pero supe que por ese brevísimo (para el tiempo de una vida) momento, había sido plenamente feliz. -

Ondeando el blanco

¿Saben que? Cada vez que me pongo el guardapolvo... quisiera poder decir que todos mis problemas desaparecen. De hecho, me gustaría muchísimo que asì fuera, poder asegurarles que mi mente se despeja y que vestir el blanco hace que sienta que tengo puesta una capa de invisibilidad ante las complicaciones de mi vida. Pero de ser asì, estaría mintiendo.

Porque elegí estudiar una carrera compleja en una de las mejores universidades del país y de Latinoamerica, lo que claramente no hace sencillo este camino. Y de hecho, hace tres años cuando empecé a transitarlo, mis días se tornaron un poco màs tortuosos si eso era posible. El llanto, las frustraciones, los desafíos, los miedos, las inseguridades, las noches sin dormir, el sentirme sola tantas veces, el querer salir corriendo con mamá, dejar de hacer actividades que antes me llenaban, porque ahora simplemente no encuentro el tiempo, excusarme cada vez que no puedo cumplir con algo mas, faltarle a la familia, tener dificultades para llevar una relación...

Estudiar medicina no es fácil. Y hablo de mi carrera... porque al fin y al cabo es la única que vivo, pero se que no soy la única que se ha sentido asì.

Y asì de inestable es este proyecto, que a su vez hay que llevarlo a cabo recordando que también somos seres humanos, que no podemos aislarnos de las contrariedades de la vida, y que tenemos que sobrellevar todo esto ademas, con los problemas personales que vayan surgiendo. Esos que también nos dejan en la lona, se apagan las luces, perdemos el norte. De repente, mordemos el polvo y las cosas se nos van de las manos, porque no podemos controlar todo a nuestro alrededor. Se altera el equilibrio de nuestras vidas por razones que van más allá de nuestra comprensión, y ahí estamos de nuevo, intentando no desmoronarnos y a la vez alcanzar nuestro sueño de ser médicos.

Parece casi imposible salir del pozo, cuando los días pasan, te quedas atrás y apenas tenes ganas de salir de la cama. El tiempo corre, pero te perdiste un día de cursada, una fecha de parcial, desaprobaste un final, te atrasaste en la lectura... por el simple hecho de que las cosas a veces, te sobrepasan, las lagrimas pesan mas, y también el cansancio. Así que se vuelve un circulo vicioso donde cada momento que se te fue para ponerte al día, te dejo cada vez mas atrás, al punto que se te hace imposible remontar... Y ahí esta de nuevo, otra vez la frustración, la angustia, la decepción.

Si... los problemas no desaparecen cuando te pones el guardapolvo. Y capaz los que me conocen entonces se preguntaran: ¿porque tanta mi afición cuando recién estaba en el ingreso y me repetía que todo ese esfuerzo "es por el guardapolvo"?

Porque verán, el guardapolvo simboliza lo alcanzado, las metas superadas, las lagrimas que se secaron. Porque más allá de cada espina que pisamos, lo importante es que seguimos en pie, caminando. Siempre vamos a tener a alguien al lado que tire más fuerte que el abismo que intenta atraparnos, para sacarnos a la superficie, alguien que nos seque la humedad de las mejillas, y además, que nos deje grabados unos cuantos abrazos de apoyo incondicional en ese guardapolvo.

El guardapolvo, a mi me recuerda que fui capaz de superar obstáculos que antes, me parecían insalvables. Y que si pude con eso, confío en que voy a poder con mucho más