jueves, 9 de julio de 2015

Lo que no te mata, te hace mas fuerte.

Justicia: Del latín. iustitía. Según la RAE, una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que corresponde o pertenece. 

Jus-ti-cia. La pronuncio, la mastico, tal vez exista, tal vez sirva. Pero no la siento. No me llega. 

Me suena a que sea hace justicia cuando se remienda una situación injusta. Cuando se invierte la balanza y todo queda en equilibrio: si uno es rico, y el otro pobre, hay que redistribuir la riqueza para que ambos la posean por igual, y problema solucionado.


Pero, no es lo mismo decir que hay una cura o que hay un tratamiento para tal o cual enfermedad. La cura erradica la enfermedad, e incluso puede ayudar a que no vuelva a presentarse nunca. La vida continua como si nada.

El tratamiento, en cambio, es el conjunto de métodos utilizados para aliviar la enfermedad, mantenerla a raya, sin evitar que esta, siga ahí.


¿Podemos hablar de justicia, cuando el asesino recibe una condena? ¿Quién resucita al muerto entonces? ¿Quién alivia el dolor de sus seres queridos? ¿Quién hace que la vida continúe siendo la misma? 

Si me preguntan, en mi opinión; la condena, el castigo, no hacen a la justicia. Puede ser que suministre algún tipo de alivio a tanta bronca, a tanta impotencia, a tanto dolor, pero no repara lo acontecido. 

Sí, los días avanzan, y con el tiempo, las heridas duelen menos. Aunque eso no significa que dejen de doler. Hay cicatrices que no cierran nunca, que no sanan, que te acompañan por el resto de la vida. Y entonces te encontràs en un punto de inflexión, sin retorno. Ya no te acordàs como era tu vida antes de aquello. Como era no llevar ese pedacito de oscuridad que obnubilo tu vista, como era dormir en paz, que significaba que la soledad no fuera algo malo, que la muerte pareciera algo intangible. 

Te quebràs, y en esencia sos el mismo, pero distinto. ¿Y sino te recordas como estaban las fichas en juego antes de que te pateen el tablero? ¿Y si de repente, ya no tiene sentido? 

Entonces, cambias. Te quedan dos opciones: 

-Podes dejarte caer en el abismo, cerrar los ojos y aceptar que la oscuridad reine por siempre. 

-O podes elegir quien querès ser ahora. 

La persona que eras, quedo atrás. Perdiste algo que no vas a recuperar, aunque ni sepas identificarlo. ¿La inocencia? ¿La fortaleza? ¿La confianza? Ya no importa donde estaban las fichas en el tablero. Lo que si importa, es que podes reinventar el juego. 

El concepto de justicia puede quedarse corto para la ley. Puede no compensar los golpes de la vida. Pero puede significar algo mas, si solo nos damos el lujo de soltar la pesadilla, y soñar un sueño mejor.